sábado, mayo 17, 2008

IMPERFECTO

Yo tengo 26 años, no soy precisamente una vieja sabia, pero tengo a mi favor el haber pasado ya esa incómoda etapa que llaman adolescencia, y ahora puedo reconocer que la vida es más fácil de lo que parecía, y porqué.

Siempre se ha dicho que nadie escarmienta por cabeza ajena, y por más que quisieramos cambiar eso, y que los demás aprendieran de nuestros errores, o aprender de los de otros y ahorrarnos unas cuantas lágrimas, parece ser simplemente el proceso natural de la vida, llorar a ratos y hacer bobadas, reconocer luego en los más jóvenes esos comportamientos que hace rato dejamos atrás, y entender que no hay manera de hacerles entender lo que tu estas viendo... hasta que lo vivan... solo la experiencia de primera mano es real.

Quien siempre ha sido perfecto no puedo comprender a quien creció perturbado, y quien está perturbado no es capaz de ver la vida de otra manera, y sin embargo yo creo con un poco de ... no digamos esfuerzo que suena feo... ni voluntad... digamos que con disposición a pensar diferente puede modificarse el modo de ver el mundo... Anoto que no pretendo definir que es estar perturbado, ni decir que es lo normal, ni que yo lo sea... me sonó bien esa palabra, pero me refiero más específicamente al descontento con la vida, que está lleno de impotencia y tristeza, y quiero aclarar también, que lo que digo es sólo desde mi propia experiencia, y no pretendo ser ninguna ley en la materia.
Después de esta larga introducción que puede estar relacionado con el tema solo en mi mente, a lo que vinimos.

Lo que me ánimo finalmente a escribir este post (y que parece ya perdido entre tanta palabra) es algo muy particular que se da en las relaciones, que me ha pasado a mí, y que veo como les pasa a otros.
Siempre se ha dicho que los problemas hay que hablarlos, que hay que decir todo lo que se siente, y pedir lo que se quiere... no es que no esté de acuerdo, pero hay veces que hablar hace más mal que bien, porque nos convertimos en unos locos buscando la perfección, y entonces no dejamos pasar ni el más mínimo detalle sin importancia de algo que no nos gusta, y la cantaleta, o la repetición, vuelve todo un infierno, y no hay como arreglarlo...
Lo que digo, es que la vida es mucho MUCHO más fácil cuando se acepta imperfecta, cuando dejamos de pelear porque sea como queremos, y la aceptamos como es. Igualmente con las otras personas, si hay algo en el otro que no puedo soportar, que no cambiará, entonces me voy. Si en cambio es algo que simplemente no complace mi capricho (modos de hablar, de mirar, vestir, horarios diferentes, mentalidad diferente), entonces hay que madurar, y aceptar al otro como es, dejarlo ser, y ser por mi misma.

Es cuestión de prioridades, hay que tenerlas claras para sí mismo.

Estoy mezclando cosas, pero para eso nadie me va a evaluar :P. Volviendo al tema, se trata de que a veces cuando queremos arreglar algo, hablamos tanto que lo hacemos peor, nos centramos tanto en las palabras y en las nimiedades que más malentendidos aparecen. Las palabras son revoltosas y tienden a confundir. A veces el asunto es tan mínimo y las palabras lo crecen tanto, o las ganas de arreglarlo TODO son tan fuertes, que nos perdemos en divagaciones y se nos olvida lo realmente importante, y lo que digo, es que a veces hay que dejar de un lado las palabras, y actuar desde el corazón, que todo el tiempo está diciéndote que quieres, y que deseas acercarte y abrazar, y besar. A veces hay que dejar de querer arreglarlo todo, y aceptar la vida como es. Te quiero, me quieres, no nos compliquemos la vida.

Indudablemente habrán momentos de enojo, por lo que sea... el asunto es, decir lo que haya que decir,,, y luego también dejarlos ir, no hay porque quedarse recordándolo para siempre, o siendo (o haciendose) víctimas para siempre de algo que hace mucho paso. Las heridas nunca sanan si no las dejamos quietas, y a veces de tanto removerlas solo conseguimos hacerlas más profundas de lo que eran en realidad.

Abrazar lo imperfecto, ayuda mucho más a vivir, que quedarse desesperadamente buscando algo que nunca va a ser.

Finalmente tal vez, decir que esto me lo enseñó la realidad (la mia), con la ayuda de un par de amigos, y que lo escribo, pensando en otro amigo, a quien no pude localizar esta noche. Algo que pensaba mientras te buscaba.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo, decidí sumirme en el silencio para dejar pasar las cosas, siempre he preferido el silencio a un millón de palabras sin sentido, palabras que perturban o que simplemente se quedan en el aire y no hacen nada, para las situaciones donde las palabras son tan torpes como un borracho ciego prefiero el silencio, prefiero callar y que la gente tome las mejores decisiones según su ruido en la cabeza.

Por que vos sabes quien soy, no pongo mi nombre. un abrazo.

Anónimo dijo...

hablar...

creo que hay algo importante, y es ser sincero, no necesariamente con todo el mundo, pero casi que obligatorio, con uno mismo.

algo que he aprendido, con tan solo 28 años, es que hablar sirve más que el callar, y dejar claro lo que se piensa, pero con la simple intensión de comunicar eso, y nada más, no de cambiar nada, solo dejar un parecer o un sentimiento desde un punt de vista

ahora puedo abrazar amistades y contemplar lazos que nunca creí posibles, con esa simple premisa que trato de seguir

sin embargo, todos aprendemos y vivimos a nuestra manera, y nadie es quien para educar o juzgar

Astrid dijo...

Cierto, quisiera precisar un poco esto, lo que digo es que hay cosas que no valen la pena darles vueltas infinitamente, y quedarse perdido en las palabras olvidando lo importante, y que hay que reconocer las cosas que realmente no nos afectan tanto como lo hacemos parecer, y dejarlas ir.

Pero indudablemente hay palabras que necesitan ser dichas, para nuestra tranquilidad, para establecer una posición, para poner un marco a nuestras acciones y que no queden a la deriva, especialmente en las situaciones importantes.
Guardarnos esas palabras que son inevitables solo trae mas locura, y el perdernos a nosotros mismos.

El punto es donde está el equilibrio para no dejar de vivir por hablar de más o de menos, y perdernos en el primer caso en las palabras, en el segundo en el pensamiento.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

muy profundos pensamientos, respetables cada uno pues cada uno tiene su punto de vista, la mayoria de las veces prefiero callar, pero esta vez es diferente, quiero felicitarte Astrid, escribes muy bien y en parte me doy cuenta que tengo algo de comun contigo, me enredo para expresar la idea que tengo porque tengo muchas ideas en la cabeza.

Anónimo dijo...

Leyendo tus palabras recordé una frase de una persona a la que admiro (aunque en un contexto muy diferente al que planteas): "pueden existir 10.000 razones, todas reales y valederas, para no hacer las cosas... por eso la cuestión no es buscar razones, sino, simplemente hacerlo". Esto para decir que el hablar o no hablar no creo que sea la cuestión, que no se trata de buscar 10.000 razones para hacerlo o no hacerlo... creo que la cuestión simplemente es hablar o callar de acuerdo a lo que uno sienta en un momento dado, y ya, no justificarlo y mucho menos pensar si fue lo mejor o lo peor, simplemente hacerlo y dejarlo pasar.... u